O claras águas deste blando rio,
Que en vos al natural estais pintando
El frondífero adorno con que alzando
Se vá á los cielos este bosque umbrio;
Así las lluvias, así el Austro frio
Jamás puedan veniros enturbiando,
Que os vais del seco estio preservando
Con socorreros deste llanto mio.
Y cuando en vos Marfisa se mirare,
Mi figura, cual veis desfallecida,
Ante sus claros ojos puesta sea.
Y si por mí de vos los apartare,
De verme alli mostrándose ofendida,
En pena de no verme no se vea.
Mil veces entre sueños tu figura,
O bella Ninfa, claramente veo;
Y cuando mas la miro, mas deseo
Gozar libre de sueños su hermosura.
En tanto que este dulce engaño dura,
Vivo en la vana gloria que poseo:
Mas cuanto allí se eleva mi deseo,
Viene a caer despierto en sombra escura.
Duéleme el despertar por contemplarte;
Que si bien sé te huelgas de no verme,
Huélgome de ser ciego por mirarte.
Mas si quiero de engaños mantenerme,
Y tú quieres me pierda por amarte,
Sin gran ganancia no podré perderme.